El inspector jefe Carlos G., que hoy prestará declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en el «caso Faisán», no suspendió la operación contra el entramado de ETA del cobro del «impuesto revolucionario», pese a conocer ese mismo día (4 de mayo de 2006) que se había producido un «chivatazo» a uno de los individuos que iban a ser arrestados. El operativo fue abortado por los franceses. Según documentos que obran en las diligencias que se instruyen para aclarar la presunta delación, el inspector jefe fue avisado por los funcionarios que controlaban la baliza de escuchas (que había sido instalada en el automóvil del dueño del bar «Faisán», Joseba Elosúa), de que se estaban oyendo «cosas raras».
Elosúa comentaba que, a través de un teléfono que le pasó un supuesto agente de Policía, le habían avisado de que iba a ser arrestado y que las Fuerzas de Seguridad sabían que tenía previsto entregar nueve millones de pesetas del «impuesto».
Elosúa viajaba junto con su sobrino a Francia para entrevistarse con un etarra, en un traslado absolutamente incongruente si realmente se había producido el «chivatazo». Sabía que iban a detenerle y llevaba a la Policía hasta el terrorista que le aguardaba en territorio galo.
Uno de sus superiores dentro de la Comisaría General de Información, con el número profesional 13.610, emitió dos informes, que LA RAZÓN publicó en exclusiva en su edición de ayer y que están incorporados a las diligencias, en los que señala que preguntó al inspector jefe «cómo no avisó de lo que escuchaba, ya que si eso era así, habría sido oportuno abortar la operación, porque era probable que no llevaran el dinero encima, reconociendo el inspector jefe que había sido una suerte que la Policía francesa no hubiera actuado, dada la situación», según fuentes jurídicas.
La transcripción completa de todo lo que se habló en el vehículo en el que viajaban Elosúa y su sobrino estuvo disponible a las 10 de la noche del 4 de mayo de 2006. Resulta llamativo, según han señalado estas fuentes , que un hecho tan grave no lo «pusiera el inspector jefe de manera inmediata en conocimiento de sus superiores jerárquicos, sino que lo hiciera tres días más tarde».
Desde el punto de vista operativo, resultó especialmente preocupante la supuesta actitud del referido inspector jefe en las dos conversaciones que mantuvo, unas de ellas en un tono muy subido, con los agentes franceses que colaboraban en el operativo contra ETA. Pretendía que se interviniese a toda costa y las autoridades galas no lo veían tan claro, entre otras cosas por no tener constancia, a través de las vigilancias que realizaron, de que se fuera a entregar el dinero.
Lo ocurrido está perfectamente documentado en las diligencias que instruye el juez Garzón y ha sido corroborado por el oficial de enlace; un comandante de la Policía Judicial de Burdeos; el agregado de Interior, y por el comisario jefe de la Unidad Central de la Comisaría General de Información de la Policía Naciona.
Por lo que respecta a los funcionarios de la Brigada Provincial de Información de Guipúzcoa, apodados «Unai» y «Sugoi», que también están llamados hoy a declarar, en las diligencias se explica que el día 4 acudieron a las proximidades del bar «Faisán» ya que había un automóvil atravesado que impedía el operativo.
Se pretende que expliquen lo que vieron y si pueden identificar a las personas que entraron o salieron del citado establecimiento el día del «chivatazo».
Unos datos que muy pocos conocían
El inspector jefe era uno de los pocos que tenía conocimiento de la información restringida que se trasladó a Elosúa a través del teléfono el 4 de mayo, con el fin de acreditar que quien le hablaba estaba al tanto de la operación en marcha en la que iba a ser detenido. Por ejemplo, eran escasas las personas que sabían que había comentado con los presuntos etarras José Luis Cau y Ramón Sagarzazu, que iba a ir a un entierro. Asimismo, que se había reunido con ellos el día anterior al «chivatazo» en la sidrería Eguiluce de Oyarzun. Y que a esa cena había asistido el dirigente del PNV Gorka Aguirre.
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